Las negrillas y separacíón de algunos párrafos son nuestros para efectos de estudio.
Materiales
En:
http://www.tecnositio.com/materiales/
Si bien es absolutamente cierto, desde una perspectiva eminentemente histórica, que los conocimientos del hombre, al respecto de los distintos materiales que componen su entorno, nunca han dejado de avanzar, absolutamente nadie -que tenga un poco del más mínimo sentido común- se atrevería a negar que es en el presente cuando la humanidad está dando el verdadero salto, en el sentido de relacionarse más eficientemente con los materiales que componen la naturaleza.
Mucha gente querrá pensar que esto que acabamos de decir constituye una especie de obviedad. “Cuanto más adelante en el tiempo, más y mejor el conocimiento humano” opinarán nuestros posibles críticos.
Sin embrago, aunque sí es verdad que parece una contrariedad, lo cosa no es del todo así; muchas épocas recientes de la historia le deben, en realidad, mucho de sus descubrimientos y avances a la genialidad de pueblos y personas que vivieron muchos -muchísimos- años antes, y existe, incluso, algún historiador o filósofo, que es de pensar que las verdaderas revoluciones científicas tuvieron lugar en tiempos muy alejados del presente (hablan del siglo XVIII).
Así, por ejemplo, en épocas muy pretéritas, los romanos se basaron en los adelantos científicos de los griegos para poder crear sus propios logros. Pero sin irnos tan atrás, podemos pensar en el mismísimo presente; ¿cuánto de los avances que hoy en día conocemos se deben a la genialidad de científicos ya muertos hace mucho?
Sea como fuere, dejando ya de lado las discusiones históricas y filosóficas, es absolutamente innegable que es en la actualidad cuando la ciencia está revolucionando -como nunca antes- el conocimiento que tiene de los materiales que nos brinda la naturaleza.
Está aprendiendo -basada en inmensos avances en el terreno de la física y la química- a combinarlos de formas jamás antes vistas, para venir a crear novedades aplicables prácticamente a cualquier rubro de construcción que se piense; desde una casa hasta una nave espacial, desde una computadora hasta un automóvil.
A través del complejo estudio de las distintas propiedades físico químicas, algunos científicos -ciento por ciento geniales y originales- están logrando diseñar materiales totalmente novedosos; como ser: plásticos que conducen perfectamente la electricidad, materiales cerámicos que resisten las más elevadas temperaturas, aceros que son capaces de auto-repararse.
Veamos algunos sencillos ejemplos.
Pensemos, por ejemplo, en el aluminio.
La construcción con este hermosísimo material liviano constituye una de las revoluciones más trascendentales en que se pueda pensar.
Dadas sus notables características de funcionalidad, como ser maleabilidad y resistencia a la variación térmica extrema, belleza y facilidad en el reciclado, se ha transformado en el material indispensable para la construcción de una innumerable cantidad de objetos; desde una nave espacial hasta una bicicleta de competición, desde un buen jardín de invierno hasta un automóvil.
El aluminio está, hoy en día, presente en casi todos lados.
Los plásticos constituyen otra de las novedades indispensables que la ciencia de los materiales ha aportado felizmente a la humanidad.
Tratemos de imaginar, si es que podemos, un mundo en el que no hubiera cosas de plástico. Sí, claro, es evidente que se puede imaginar tal cosa, pero ese mundo se parece más al mundo del año mil setecientos que a la avanzada realidad con la que cada uno de nosotros convive cotidianamente.
Baste con mirar el monitor de la computadora y el CPU, o la heladera, o el control remoto de la televisión.
Baste con sentarse un rato en la vereda para ver pasar cualquier medio de transporte que se desee; desde el triciclo de un infante hasta el alto vuelo de un helicóptero.
El plástico es, hoy en día, lo que antaño supo ser la madera y la piedra: está presente en –prácticamente- cada una de las cosas que los inventores conciben.
Nuestra vida no sería lo que es si no pudiéramos contar con las comodidades que nos brinda el plástico. Y el avance ilimitado de este increíble material de construcción no quiere dejar de asombrarnos; actualmente se trabaja en plásticos que son capaces de transmitir corriente eléctrica.
Desde materiales que se expanden y contraen (calculadamente) con los cambios de temperatura, hasta vidrios que se polarizan cuando entran en contacto con los fuertes brillos de la luz solar de manera automatica.
La relación de los hombres con las particularidades físicas y químicas del mundo nunca antes había sido tan plena como en el presente.
Cada uno de los avances científicos propios de aquellos campos viene a traer novedades definitivas a la industria de los materiales de construcción.
El mercado se ve atosigado de una inabordable variedad de opciones el momento de pensar en la construcción de cualquier cosa.
Ya no es como antes, que las casas, por ejemplo, se hacían únicamente de madera o ladrillos; hoy podemos hacer (como de hecho se hace cada vez más) una comodísima vivienda de plástico.
Innumerables y muy interesantes son, siempre, las diversas discusiones que este avance sin parangón trae a la comunidad. No falta quien opine que esta comodidad extrema, que viene de la mano de la “revolución material”, está, en el fondo, “adormilando” a la gran mayoría de la gente, en el sentido de hacerlas perder el valor del esfuerzo que cada cosa implica.
Como sea que se quiera, el cambio tecnológico avanza y seguirá siempre avanzando.
Nuestra relación material con el mundo cambia cada vez más rápido; hoy no es lo que era hace diez años, pero dentro de cinco será muy distinta de lo que es hoy.
*
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http://www.tecnositio.com/materiales/
Si bien es absolutamente cierto, desde una perspectiva eminentemente histórica, que los conocimientos del hombre, al respecto de los distintos materiales que componen su entorno, nunca han dejado de avanzar, absolutamente nadie -que tenga un poco del más mínimo sentido común- se atrevería a negar que es en el presente cuando la humanidad está dando el verdadero salto, en el sentido de relacionarse más eficientemente con los materiales que componen la naturaleza.
Mucha gente querrá pensar que esto que acabamos de decir constituye una especie de obviedad. “Cuanto más adelante en el tiempo, más y mejor el conocimiento humano” opinarán nuestros posibles críticos.
Sin embrago, aunque sí es verdad que parece una contrariedad, lo cosa no es del todo así; muchas épocas recientes de la historia le deben, en realidad, mucho de sus descubrimientos y avances a la genialidad de pueblos y personas que vivieron muchos -muchísimos- años antes, y existe, incluso, algún historiador o filósofo, que es de pensar que las verdaderas revoluciones científicas tuvieron lugar en tiempos muy alejados del presente (hablan del siglo XVIII).
Así, por ejemplo, en épocas muy pretéritas, los romanos se basaron en los adelantos científicos de los griegos para poder crear sus propios logros. Pero sin irnos tan atrás, podemos pensar en el mismísimo presente; ¿cuánto de los avances que hoy en día conocemos se deben a la genialidad de científicos ya muertos hace mucho?
Sea como fuere, dejando ya de lado las discusiones históricas y filosóficas, es absolutamente innegable que es en la actualidad cuando la ciencia está revolucionando -como nunca antes- el conocimiento que tiene de los materiales que nos brinda la naturaleza.
Está aprendiendo -basada en inmensos avances en el terreno de la física y la química- a combinarlos de formas jamás antes vistas, para venir a crear novedades aplicables prácticamente a cualquier rubro de construcción que se piense; desde una casa hasta una nave espacial, desde una computadora hasta un automóvil.
A través del complejo estudio de las distintas propiedades físico químicas, algunos científicos -ciento por ciento geniales y originales- están logrando diseñar materiales totalmente novedosos; como ser: plásticos que conducen perfectamente la electricidad, materiales cerámicos que resisten las más elevadas temperaturas, aceros que son capaces de auto-repararse.
Veamos algunos sencillos ejemplos.
Pensemos, por ejemplo, en el aluminio.
La construcción con este hermosísimo material liviano constituye una de las revoluciones más trascendentales en que se pueda pensar.
Dadas sus notables características de funcionalidad, como ser maleabilidad y resistencia a la variación térmica extrema, belleza y facilidad en el reciclado, se ha transformado en el material indispensable para la construcción de una innumerable cantidad de objetos; desde una nave espacial hasta una bicicleta de competición, desde un buen jardín de invierno hasta un automóvil.
El aluminio está, hoy en día, presente en casi todos lados.
Los plásticos constituyen otra de las novedades indispensables que la ciencia de los materiales ha aportado felizmente a la humanidad.
Tratemos de imaginar, si es que podemos, un mundo en el que no hubiera cosas de plástico. Sí, claro, es evidente que se puede imaginar tal cosa, pero ese mundo se parece más al mundo del año mil setecientos que a la avanzada realidad con la que cada uno de nosotros convive cotidianamente.
Baste con mirar el monitor de la computadora y el CPU, o la heladera, o el control remoto de la televisión.
Baste con sentarse un rato en la vereda para ver pasar cualquier medio de transporte que se desee; desde el triciclo de un infante hasta el alto vuelo de un helicóptero.
El plástico es, hoy en día, lo que antaño supo ser la madera y la piedra: está presente en –prácticamente- cada una de las cosas que los inventores conciben.
Nuestra vida no sería lo que es si no pudiéramos contar con las comodidades que nos brinda el plástico. Y el avance ilimitado de este increíble material de construcción no quiere dejar de asombrarnos; actualmente se trabaja en plásticos que son capaces de transmitir corriente eléctrica.
Desde materiales que se expanden y contraen (calculadamente) con los cambios de temperatura, hasta vidrios que se polarizan cuando entran en contacto con los fuertes brillos de la luz solar de manera automatica.
La relación de los hombres con las particularidades físicas y químicas del mundo nunca antes había sido tan plena como en el presente.
Cada uno de los avances científicos propios de aquellos campos viene a traer novedades definitivas a la industria de los materiales de construcción.
El mercado se ve atosigado de una inabordable variedad de opciones el momento de pensar en la construcción de cualquier cosa.
Ya no es como antes, que las casas, por ejemplo, se hacían únicamente de madera o ladrillos; hoy podemos hacer (como de hecho se hace cada vez más) una comodísima vivienda de plástico.
Innumerables y muy interesantes son, siempre, las diversas discusiones que este avance sin parangón trae a la comunidad. No falta quien opine que esta comodidad extrema, que viene de la mano de la “revolución material”, está, en el fondo, “adormilando” a la gran mayoría de la gente, en el sentido de hacerlas perder el valor del esfuerzo que cada cosa implica.
Como sea que se quiera, el cambio tecnológico avanza y seguirá siempre avanzando.
Nuestra relación material con el mundo cambia cada vez más rápido; hoy no es lo que era hace diez años, pero dentro de cinco será muy distinta de lo que es hoy.
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